Dormir bien para pensar mejor

Un sueño reparador clarifica nuestras ideas

Dormir no sólo sirve para descansar nuestro cuerpo. Un buen descanso permite que el cerebro termine tareas que no ha podido completar durante el día. Y, a medio plazo, fomenta la salud de nuestras neuronas. ¿Es por esto que debemos “consultarlo todo con la almohada”?

Dormir bien para pensar mejorHace 130 años, el químico Friedrich August Kekulé echó una siesta junto a la chimenea. Llevaba tiempo tratando de descifrar la estructura de algunas moléculas y la del benceno se le resistía. Aquella tarde soñó con átomos y moléculas que formaban cadenas que formaban un círculo y al despertar descubrió que había descubierto la arquitectura del benceno.

También a Dmitri Mendeléyev un sueño le inspiró la tabla periódica de los elementos; y Otto Loewi ganó el Nobel de Medicina gracias a un experimento de neurociencia que le inspiró durante una buena noche de sueño. Algunos músicos como Beethoven o Paul McCartney también reconocieron haber “soñado” con melodías que después convirtieron en canciones.

Parece que el dicho de consultar con la almohada es más real de lo que puede parecer. Ocho horas de verdadero descanso aclaran las ideas, nos hacen ver una situación con otra luz o ayudan a encontrar una solución creativa a un problema. Y, al contrario, la falta de sueño nos bloquea, nos hace tomar malas decisiones y creemos que todo es más negativo de lo que en realidad es.

Dormir es tan necesario como comer

Durante siglos se creyó que dormir era algo pasivo e inútil, que el cerebro se “apagaba” durante las horas de descanso. El inventor Thomas Edison consideraba que era una pérdida de tiempo; y muchos políticos actuales y pasados, como Napoleón o Margaret Thatcher, aseguraban que sólo necesitaban cerrar los ojos cuatro horas cada noche. Algo muy erróneo como se ha demostrado.

Pero entonces… ¿Por qué dedicamos casi un tercio de nuestra vida a dormir? La realidad es que todos los animales duermen y, ciertas especies, muchas más horas que los humanos. El sueño debía de tener un sentido evolutivo.

Los estudios de las últimas décadas muestran que dormir es crucial, tanto como comer. Si no durmiéramos, nuestro cuerpo se colapsaría en pocos días. Descansar bien es una forma de curación, tanto para el cuerpo como para el cerebro. Mejora nuestro estado de ánimo, fortalece el sistema inmunitario, nos recarga de energía y nos ayuda a aprender. Lección dormida, lección aprendida, dicen. Y es cierto que lo estudiado durante el día se ancla en la memoria durante la noche.

En los años 50, dos investigadores de la Universidad de Chicago demostraron mediante experimentos que el cerebro no descansa, que sigue trabajando durante el sueño. Las neuronas se activaban de forma sincronizada durante la fase de sueño lento y durante la fase REM se generaban ondas similares a las que se producen durante la vigilia.

Aunque todavía hay mucho que descubrir sobre nuestro cerebro, se sabe que su función principal es procesar, ordenar y filtrar las experiencias acumuladas a lo largo del día. Mientras dormimos, dejamos de captar información del exterior y nuestras neuronas trabajan para darle sentido. El cerebro repasa las memorias formadas en las últimas horas, las analiza, descarta las que considera irrelevantes y refuerza las que cree útiles.

Es fundamental dormir las horas suficientes y de calidad para recuperarse completamente y retener mejor lo aprendido. En Pikolin nos preocupamos de tu salud y disponemos de los equipos de descanso idóneos para cuidar tu cuerpo y tu cerebro. Para facilitarte la elección de un buen colchón, puedes utilizar nuestro configurador de compra, y después, consultarlo con la almohada 😉