Trastornos del sueño infantil: ¿cómo combatirlos?

¿Porque mi hijo tiene pesadillas?

Cuando son pequeños los niños no están acostumbrados a dormir solos. Por ello cualquier alteración durante su día puede suponer una pesadilla o terror nocturno. Para que esto no suceda, lo primero y fundamental es conocer cómo combatir estos hábitos que alteran su descanso, y por consiguiente, el nuestro.

El doctor Eduard Estivill, especialista Europeo en Medicina del Sueño, aclara que los sueños son  una mezcla de información y emociones en el cerebro “cuando  ésta se combina de forma aleatoria y aúna cosas del pasado, del presente, vividas e imaginadas sin coherencia ni explicación”.

Seamos conscientes o no de lo que  hemos soñado, todos lo hacemos. Es parte del descanso. Así mismo, se producen las pesadillas cuando la principal de estas emociones es la ansiedad. Por eso, como padres debemos de ser capaces de transmitir tranquilidad, para que el descanso de nuestros hijos sea lo más satisfactorio posible.

Tanto las pesadillas como los trastornos del sueño, no suponen ningún tipo problema pero sí que podría generar al niño un temor a dormir.  Para evitar que esto suceda hay que enseñar al bebé a que se controle. Algunas pautas:

  1. Calmar al bebé restando importancia a lo sucedido. En el caso de que hicieran falta, no dar demasiadas explicaciones.
  2. Fue un mal sueño. Así conseguiremos que el niño se duerma solo, con el objetivo final de que aprenda a volver a dormir sin que los padres.
  3. Si los niños están alterados, conviene calmarles con un vaso de agua, y una vez calmados, se puede dejar una luz encendida fuera de la habitación para que se vuelvan a dormir.

A pesar de que tendemos a confundirlos, los terrores nocturnos y las pesadillas no son lo mismo. Existe una diferencia clave, los niños no se suelen despertar durante los terrores nocturnos que suceden a lo largo de la noche. En el caso de que seamos conscientes de que el niño está pasando por  un episodio de estos, no conviene despertarle, tan solo hay que asegurarnos que está bien, no se cae de la cama y no ha sufrido ningún daño.

Estas alteraciones en el descanso suelen habituales entre los 4 y 12 años, una vez entrada la adolescencia éstos disminuyen de manera notable. Siendo más frecuentes en niñas que en niños.

En Pikolin trabajamos para garantizar la calidad del descanso de nuestros clientes y su familia, por eso creemos fundamental dar a conocer y combatir las posibles causas que impidan disfrutar cada día de un sueño reparador.