El sueño durante el embarazo

El sueño cambia conforme va a avanzando el embarazo, llegando a ser deficiente en el último trimestre.

Los cambios físicos y hormonales afectan a la calidad del sueño. En el caso de las mujeres, los trastornos asociados al ciclo menstrual, al embarazo y a la lactancia provocan alguna dificultad en el dormir o que se duerma de forma diferente.

Concretamente durante la gestación, las mujeres pasan por diferentes etapas de expresión del sueño. El primer trimestre se caracteriza por un estado de somnolencia y el aumento de la necesidad de dormir. Según estudios especializados, esto se debe al incremento de la progesterona, una hormona que triplica sus niveles durante el embarazo y que tiene un efecto sedante directo sobre el cerebro.

Es normal sentir cansancio, ya que el cuerpo está funcionando para proteger y cuidar el desarrollo del feto. La placenta acaba de empezar a formarse, el cuerpo está generando más sangre y el corazón está latiendo más rápido. El momento más favorable para el sueño de la embarazada es de los tres a los seis meses, aunque aparece la necesidad de orinar frecuentemente y se interrumpe el sueño. No obstante, esta necesidad se intensifica en el último trimestre de la gestación, en el que se incrementan notablemente los despertares nocturnos.

El momento más favorable para el sueño de la embarazada es de los tres a los seis meses aunque aparece la necesidad de orinar frecuentemente y se interrumpe el sueño.

Existen otras causas que interrumpen el sueño en las últimas etapas del embarazo, como los calambres, el dolor de espalda, el ardor de estómago y los movimientos del feto. Además, en la parte final del embarazo, la mujer presenta dificultades para dormir en ciertas posiciones, lo que provoca una deficiente calidad del sueño. Dormir de costado con las piernas flexionadas sea quizá la posición más cómoda a medida que el embarazo progresa, según los médicos.

Varios estudios han confirmado, por otra parte, que existen algunos cambios en los patrones del sueño y disminuye el estadio profundo o delta, debido a los altos niveles de estrógenos y progesterona.

El sueño durante el embarazo

¿Y tras el parto?

Después del nacimiento del niño, el estrés físico del embarazo que afecta al sueño es reemplazado por las demandas de la lactancia. El horario de mamar varias veces por noche incrementa los despertares nocturnos, lo que exige volver a regular el sueño.

Después del parto, es necesario que la mujer descanse lo suficiente y trate de dormir bien. Los trastornos del sueño, en esta etapa, muchas veces se asocian a la depresión posparto.

 

¿Por qúe se duerme mal en esos nueve meses?

· Necesidad de orinar frecuentemente. Los riñones están funcionando más de lo normal para filtrar un mayor volumen de sangre (de un 30 a un 50% más que antes del embarazo). Este proceso de filtrado genera más orina. Además, a medida que el bebé crece y que el útero se agranda, la presión sobre la vejiga aumenta.

· Acidez. Se produce porque la comida tiende a permanecer más tiempo en el estómago y en los intestinos. Durante el embarazo, el funcionamiento del aparato digestivo es más lento.

· Aumento del ritmo cardíaco. Al fluir más sangre hacia el útero, el corazón tendrá que trabajar más para bombear suficiente sangre al resto del cuerpo.

· Falta de aire. Al principio, el aumento en las hormonas del embarazo podría afectar la respiración, haciendo que se respire más hondo. Es posible que se sienta que debe hacer un mayor esfuerzo por respirar. Más tarde, la respiración parecerá más difícil a medida que el útero aumenta de tamaño, ocupa más espacio y empuja el diafragma, músculo situado debajo de los pulmones.

· Calambres y dolor de espalda. Los dolores de piernas o de espalda se deben, en parte, al peso adicional del embarazo. El organismo también produce una hormona llamada relaxina, que afloja los ligamentos de todo el cuerpo, lo que hace que las embarazadas estén menos estables.