La Universidad Sungkyunkwan de Seúl ha realizado un importante descubrimiento en torno al descanso de las personas. Un grupo de científicos surcoreanos han podido demostrar que la calidad del sueño se ve afectada cuando dormimos con alguna luz o la televisión encendida. El estudio, publicado por la revista Sleep Medicine analiza el sueño de diez personas con buen estado de salud durante dos noches consecutivas.
Durante el primer día, los participantes pudieron descansar con la luz a apagada, mientras en la segunda lo hicieron con un fluorescente encendido a unos metros de distancia. Todos los sujetos analizados estuvieron monitorizados durante ambas jornadas nocturnas para controlar variaciones de su frecuencia cardiaca, su respiración y su actividad cerebral y muscular.
Los resultados fueron muy esclarecedores. Durante la segunda noche (la que durmieron con la luz fluorescente encendida) dichas personas pasaron más tiempo en la primera fase del sueño, caracterizada por proporcionar un descanso menos profundo. Los minutos que pasaron en la tercera y cuarta etapa con un sueño profundo fue muy inferior. Cabe resaltar que esta situación es frecuente en personas que sufren de apnea del sueño pero no suele darse en personas sanas.
Los efectos de la luz eléctrica en nuestro organismo
El investigador principal del estudio, el doctor Seung Bong Hong resaltó los efectos de la luz en la calidad del sueño: «El sueño de mala calidad crónico es nocivo para la salud física y mental«, indicó. También afirmó que las etapas más avanzadas del sueño son importantes para la memoria.
Otro efecto generado en las personas que durmieron con la luz encendida fue la aparición de microdespertares (periodos en los que el cerebro está casi dormido durante más de tres segundos). Esto explicaría que nueve de las diez personas que participaron en el estudio expresaran que habían dormido mal durante la noche que tuvieron el fluorescente encendido.
Otro estudio revelador de la Facultad de Medicina de Harvard, en Estados Unidos aborda los efectos de la luz eléctrica en nuestro organismo. Concretamente, la iluminación artificial disminuye los niveles de la melatonina, una hormona producida por la glándula pineal durante la noche cuya función es clave en el proceso de descanso, regulando la presión sanguínea así como los niveles de glucosa y de temperatura de nuestro cuerpo.
Porque para descansar correctamente, no solo es necesario tener un buen equipo de descanso sino unas condiciones óptimas de luz y sonido. Por ello, desde Pikolin tratamos de concienciar a la sociedad de los efectos negativos de factores externos como el ruido o la iluminación, poniendo en marcha iniciativas de Responsabilidad Social Corporativa como la Campaña por la Salud Acústica.
