Qué prefieres, ¿dormir en una habitación pintada de amarillo chillón o en una con paredes azules claritas? ¡Nosotros tenemos clara la respuesta! Y es que los colores juegan un papel fundamental en nuestro estado de ánimo y en nuestro descanso. Los más claros nos invitan a relajarnos y a dormir, y los más vivos nos despiertan y nos llenan de energía.
¡Te contamos cuáles son los 8 mejores colores para decorar dormitorios de adultos a continuación!
¿Los colores relajantes tienen algún efecto en la calidad de mi sueño?
Los colores que usamos en nuestro dormitorio tienen, definitivamente, un gran efecto sobre la calidad de nuestro sueño. Al fin y al cabo, para conciliar un sueño profundo y de forma rápida, nuestro cerebro debe estar tranquilo, sentirse fuera de peligro. Por ello, siempre recomendamos evitar prácticas o actividades estimulantes justo antes de dormir, como hacer ejercicio, comer de forma copiosa o beber café.
Y los colores que nuestros ojos ven antes de dormir tienen también un efecto poderosísimo sobre nuestro cerebro. Debemos optar por colores que transmitan paz y evitar todos aquellos que activen. De esta forma, no solo conciliaremos el sueño de forma más rápida, sino que descansaremos mejor toda la noche.
¿Cómo afectan los colores a mi estado de ánimo y bienestar?
La relación entre color y estado de ánimo está más que probada. ¿O acaso no te sientes mejor cuando entras a una estancia bien iluminada y repleta de colores, que cuando entras a un cuarto sombrío y oscuro? También estamos seguros de que no te vistes siempre con colores vivos y que hay días en los que solo te apetece ir de negro, por ejemplo.
La ciencia lleva estudiando esta relación entre color y emociones varias décadas, y ha comprobado sistemáticamente que el color sí tiene un impacto en nuestra forma de sentir, de pensar y de actuar. De hecho, la psicología del color se utiliza constantemente en el mundo del marketing para generar ciertas reacciones en los consumidores. Te contamos el efecto que generan los principales colores:
- Azul: Calma y tranquiliza como ningún otro. Eso sí, intenta combinarlo con otros colores relajantes como el blanco. Una habitación azul en su totalidad puede dar un aspecto frío y poco acogedor.
- Verde: Da un aire refrescante que a tu mente le va a encantar. Combina perfectamente con blancos, azules y amarillos.
- Amarillo: Un color enérgico como pocos, tiende a activar nuestro cerebro y a llenarnos de vitalidad. Por ello, en el dormitorio es mejor que lo uses en tonos claros o en pequeños detalles de decoración.
- Morado: Combinándolo con tonos fríos, puede invitar a la introspección y al recogimiento. Si lo combinas con tonos cálidos, tendrá el efecto contrario, y te llenará de energía.
- Rojo: El color de la pasión no es el mejor aliado para relajar la mente. Al contrario, la estimula. Por eso, no se recomienda incluir de forma generosa en el dormitorio.
- Naranja: Demasiadas dosis de naranja en una estancia pueden llegar a abrumar. Y, si se incluye en la decoración de forma moderada, es un color enérgico que llena de vitalidad. Mejor no arriesgarse incluyéndolo en el dormitorio.
Colores más relajantes para dormitorios
Si estás buscando los colores más relajantes para tu dormitorio, el azul se lleva el podio, seguido del amarillo y del verde (siempre hablando de tonos claros). Otros colores que tampoco te van a perjudicar son el blanco, el beige, el plateado, el madera suave y el rosa claro. Para un descanso perfecto, pinta las paredes de alguno de estos colores, pero también elige muebles y complementos de cama en estos tonos.
Los que, por el contrario, debes evitar son todos los colores estridentes, como los tonos vivos de rojo, naranja, amarillo o rosa. En vez de relajarte, ¡disminuyen tu sensación de fatiga y activan tu cerebro!
¿Cómo puedo combinar los colores relajantes con la iluminación adecuada en mi dormitorio para crear un ambiente relajante?
Si queremos un descanso perfecto de verdad, no podemos solo cuidar el color de las paredes y de los muebles de nuestro dormitorio. ¡La luz es igual de importante!
- Las ventanas en el dormitorio son importantísimas. Por un lado, nos permiten ventilar y mejorar la calidad del aire (punto clave para el descanso) y, por otro, nos permiten, durante el día, llenar nuestra habitación de luz natural. La luz natural agranda los espacios, reduce la fatiga visual, el estrés y la ansiedad y, por tanto, nos brinda paz mental y descanso. Si puedes, opta en tu dormitorio por ventanas grandes y no las cubras con cortinas tupidas durante el día… ¡Deja que la luz entre con libertad!
- Pero no olvides unas buenas persianas. La luz es maravillosa durante el día pero, cuando queremos dormir, no ayuda en absoluto. La luz manda señales de alerta al cerebro y, para descansar bien, hay que buscar justamente lo contrario. Por eso, es importante que duermas en absoluta oscuridad (que cuando estés acostado no puedas distinguir ni siquiera el contorno de los muebles de la habitación).
- En este sentido, también es importante la temperatura de la luz de las bombillas de nuestro dormitorio. Es mejor que sea cálida y tenue, para invitar a nuestro cerebro a relajarse, a reposar, a descansar. Las luces en tonos fríos, por el contrario, aumentan la productividad y la actividad, por lo que son ideales para espacios de trabajo.
