9 errores que puedes cometer e impiden el sueño de tus hijos

Problemas infantiles para conciliar el sueño: más comunes de lo que crees

Lograr que un niño se acueste y duerma toda la noche es uno de los mayores retos a los que los padres se enfrentan cada día. Asegurar un descanso completo de los niños no solo es importante para la salud del niño, sino también para la de los padres, que pelean cada día por conciliar su vida familiar con la laboral.

Los niños en edad preescolar padecen habitualmente diferentes trastornos del sueño. Hasta los más tranquilos tienen días en los que conciliar el sueño no les resulta fácil. Es por esto que entre el 25 y el 30% de las visitas al pediatra tienen que ver con este tema, según asegura el ISS (Instituto de Investigación del Sueño). La ansiedad provocada por la separación con los padres, el estrés de su rutina, parasomnia o sobreexcitación en las últimas horas del día son las causas principales de estos problemas.

Sin embargo, y aunque a veces estas dificultades requieran en tratamiento de un especialista, la mayor parte de las veces podemos solucionarlo evitando ciertos errores en las horas previas a la hora de acostarse.

Errores comunes antes de acostar a los niños

No tener marcado el horario de acostarse

Que el niño comience a bostezar o a frotarse los ojos no debe ser el indicador que establezca el momento de ir a la cama. En ese caso lo más seguro es que ya sea demasiado tarde. Sobrepasar ese momento puede causar que su cansancio impida conciliar el sueño correctamente. Además, la fatiga les inquieta y puede provocar esos despertares nocturnos.

Para evitarlo debemos marcar una hora fija cada día, que paute su rutina. Eso le ayudará a tener mayor seguridad en su día a día y a terminar de establecer su reloj biológico. Por último, para poder establecer el momento perfecto, ten muy en cuenta la hora a la que se despierta y comprueba que tendrá las horas de descanso necesarias

Exceso de estímulos

Juegos físicos o demasiado excitados, luces fuertes y ruidos estridentes son alguna de las cosas que debemos evitar en la hora previa a dormir. Reducir la estimulación progresiva del niño será fundamental para que su cerebro comience a preparar el momento del sueño.

Mecer a los niños desde bebés

Mecer a los niños en la cuna o en brazos cuando son pequeños es un hábito poco recomendado, ya que se les genera una dependencia al movimiento para lograr conciliar el sueño. Además, si se duerme con movimiento es muy probable que no alcance la fase más profunda y reparadora, siendo más factible que se despierte a media noche.

Falta de rutina

Lograr establecer una hora para acostarse y reducir los estímulos serán las tareas más sencillas si marcamos previamente una rutina antes de acostarse. Ir al baño, ducharse, lavarse los dientes, ponerse el pijama y leer un cuento hará que el niño se vaya preparando para el descanso. Si crees que es demasiado mayor o que está muy cansado para ello romperá su rutina y le dará mayor inseguridad.

Cenas pesadas o dulces

Debemos evitar las cenas demasiado copiosas o grasas si después no dejamos el tiempo suficiente para la digestión. El descanso reparador puede verse dificultado si su organismo continúa activo. También debemos evitar los dulces o bebidas acidas y gaseosas, que excitan fácilmente a los pequeño. Si el niño desea tomar algo antes de dormir lo más recomendable es un vaso de leche templada, sus nutrientes de fácil asimilación para el organismo no sólo asegura la rápida asimilación del sueño, si no que ayuda a que sea más profundo.

No tener adecuada la habitación al descanso

El dormitorio del niño debe invitar al descanso y no fomentar la actividad. Para ello debemos conseguir que esté siempre recogida para que sus juguetes no estimulen al niño al entrar en la habitación. Es importante también que esté correctamente ventilada para mantener un espacio más saludable. Y por último, mantén siempre una temperatura constante de entre 18º y 21ºC.

Vestir a los niños con pijamas incómodos

Elegir la ropa para dormir es un factor al que no se le da la suficiente importancia. Asegúrate de que tu hijo se siente cómodo con su pijama, que no le quede ni muy grande ni muy pequeño, y que no le abrigue demasiado o le haga pasar frío. Para ello déjale que elija entre varias opciones. Será una excusa perfecta para fomentar la confianza y la toma de decisiones del niño.

Reñir al niño o enfadarse antes de dormirle

Una correcta actitud de los padres es fundamental para que el niño duerma tranquilo y seguro. El momento de la separación en habitaciones es difícil de comprender para muchos niños, que sólo quieren estar con sus padres. Por eso debemos evitar reñir o gritar al niño en las horas previas a la noche e intentar no perder la calma si no quiere acostarse. Por el contrario es aconsejable terminar el día con mensajes positivos y reconfortantes.

No tener el colchón adecuado

La cama termina siendo el factor clave para asegurar un sueño profundo y reparador. Si es incómoda, o no se adapta a las necesidades de tu hijo, será complicado que logre dormir toda la noche sin despertarse. Su colchón y almohada deberán adaptarse a todas las etapas del crecimiento de tus hijos, por eso la alta adaptabilidad debe ser la característica fundamental del colchón, amoldándose siempre a la curvatura natural de su cuerpo. Además de ser firme para garantizar una postura correcta de su espalda en continuo crecimiento. Por último es muy importante que tenga tratamientos de protección higiénica anti-ácaros.

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