Cuando la noche no es para dormir

Dormir por la noche y hacer vida por la mañana, eso es a lo que estamos acostumbrados, hasta el punto de encontrar algunos puestos de trabajo en los que se pagan suplementos por el mero hecho de trabajar de noche. Muy poca gente se plantea siquiera el hecho de hacer algo diferente por voluntad propia. Sin embargo, algunas personas se encuentran sin poder dormir durante la noche, y no pudiendo tener simplemente un gran bloque de sueño y otro en vigilia. ¿A qué se debe esto?

Lo habitual y el síndrome

Llamamos ciclo de sueño-vigilia a la alternancia entre los estados estar despierto y estar dormido. Hoy en día, este ciclo se basa, de manera normativa, en dos grandes bloques. La mayor parte del tiempo la empleamos realizando nuestras actividades diarias: trabajo, ocio, estudio, descanso… El otro bloque, que dura aproximadamente la mitad, lo dedicamos a nuestro descanso.

El cambio entre estos estados es llamado “ritmo circadiano”, y se compone de procesos físicos, mentales y de conducta relacionados con la exposición a la luz y la oscuridad. En ausencia de luz solar, nuestro cuerpo aumenta la producción de una hormona llamada melatonina que provoca que sintamos cansancio y, por tanto, regula que durmamos por la noche y estemos en vigilia de día.

El problema viene cuando nuestro reloj no regula esos ciclos como esperamos. En palabras del doctor Àlex Ferré, el síndrome de sueño-vigilia irregular consiste en “una alteración del ritmo circadiano del sueño debida a una desregulación de los relojes biológicos internos que avisan de la hora (…) dando lugar a una fragmentación del sueño, tanto diurno como nocturno, que se hace variable e irregular”.

No nos comerá el coco

La realidad es que, en sí mismo, este síndrome no supone ningún problema. De hecho, hasta que no se produjo la revolución industrial, solíamos disfrutar de un sueño segmentado: se dormía después de la cena, había un periodo de socialización de una o dos horas en mitad de la noche y luego se volvía a la cama hasta el amanecer. Sin embargo, comienza a ser perjudicial cuando dejamos de poder descansar todo lo que necesitamos. Particularmente en personas que experimentan tres o más episodios de sueño al día, puede conducir a hipersomnio o insomnio.

Este trastorno es muy raro. Usualmente ocurre en una persona que tiene un problema con la función cerebral y que no tiene una rutina regular durante el día. La cantidad de tiempo total de sueño es normal, pero el reloj del cuerpo pierde su ciclo circadiano normal. Las personas que tienen turnos de trabajo cambiantes y los viajeros que a menudo cambian de zona horaria también pueden tener estos síntomas.

Cómo volver a la normalidad

Queremos destacar de nuevo, que siempre y cuando durmamos lo suficiente como para satisfacer las necesidades de nuestro organismo, esto no supone ningún problema. Sin embargo, en caso de no ser así, o de querer tener unos ciclos de sueño habituales, controlar la exposición a luz solar (aumentarla durante el día y reducirla de noche), tomar suplementos de melatonina y tratar de llevar una vida más rutinaria y estructurada pueden ayudarnos a aliviar estas alteraciones.

Además, dormir en un entorno oscuro, silencioso, acogedor y confortable hará que podamos dormir mejor y más a gusto.