Influencia de la disciplina del sueño en el rendimiento académico

Cuando llega la época de exámenes es habitual cambiar la rutina y prescindir de horas de sueño para invertir ese tiempo en estudiar.

Recientemente se ha realizado un estudio en la Universidad de California en Los Ángeles, donde se ha demostrado que para que exista un rendimiento académico óptimo es necesario buscar el equilibrio entre las horas de estudio y descanso.

Ensayos realizados anteriormente ya habían probado que la materia estudiada se retiene mejor si a continuación se duerme. Una investigación de la Universidad estadounidense de Notre Dame manifestaba que la memoria de los sujetos analizados era mayor en aquellos que habían dormido tras estudiar, en comparación a los que habían estudiado tras un día sin descansar.

En 2010, durante la celebración del evento organizado por la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, se presentó otro trabajo desarrollado por investigadores de la Universidad de California en Berkeley que corroboraba que una de las funciones más importantes del sueño era la de “limpiar” la memoria temporal para dejar espacio a más información. Según datos de la investigación, una noche en vigilia puede disminuir la capacidad de memorizar conocimientos en casi un 40%, ya que las partes del cerebro implicadas en el almacenamiento de la información no funcionan adecuadamente por la falta de sueño.

La gente que estudia por la noche suele hacerlo porque, según declaran, la concentración es mayor, su rendimiento mejor y evitan las distracciones. En 2008 el Hospital Quirón de Valencia realizó un ensayo que concluyó que las horas óptimas de estudio se sitúan en torno al mediodía y entre las 4 y las 5 de la tarde. Muchos expertos afirman que la mañana es el mejor momento para el aprendizaje, capacidad que decrece a lo largo del día.

Para llegar a la conclusión de que esas horas eran las más idóneas, los especialistas valencianos se apoyaron en el reloj biológico de más de 600 niños. A partir de este ritmo circadiano, fijaron las horas de mayor y de menor concentración. Según los investigadores  las primeras horas del día no son las más recomendables para el estudio ya que todavía se está en estado de somnolencia.

Con independencia de lo dicho anteriormente, existen otros motivos por los que no se debería estudiar al final del día:

–       El cerebro está fatigado y su rendimiento es menor.

–       La presión de los exámenes dificulta la conciliación del sueño. Un descanso de mala calidad dificulta el rendimiento del día posterior. Es aconsejable acostarse relajado y con el trabajo terminado.

–       Estudiar al principio de la tarde da capacidad de reacción ante cualquier imprevisto.

Pikolin es una empresa preocupada por la salud de las personas. Nuestro objetivo con la difusión de este tipo de estudios, es transmitir a la sociedad la importancia de tener unos hábitos de vida saludables que van más allá de un buen descanso.